Sin Título - Todo fue tan rápido e inesperado



Todo fue tan rápido e inesperado, se abrieron las puertas, el aire frío entró desde afuera fuertemente, haciendo que todos los que bebían dentro, se voltearan hacia ella. Su incalculable belleza se reflejó en los ojos de todos, incluyendo los míos.

Quedé perplejo, pero más que asombrado, quedé interesado pensando cuál era la razón por la que se encontraba ahí, en medio de un puñado de hijos de put4 como yo, y sola. Sin miedo alguno, sin nadie que la defendiera de los hombres olvidados por dios, esos que suelen encontrarse en estos lugares, a tan altas horas de la madrugada.

Se acercó a la barra, pidió un whiskey con hielo, encendió un cigarro y se sentó, con la mirada abajo. Sin molestar a nadie. Empezó a beber pausadamente. Disfrutando de su trago.

Llevaba una gabardina de piel negra, medio mojada por la brisa que esa noche sobresaltaba a toda la ciudad. Pantalón de cuero negro muy entallado al contorno de su cuerpo, luciendo una hermosa figura. No podía quitarle la mirada de encima, era como si algo me robara la atención. Hasta que un viejo cascarrabias se acercó a ella con afán de llevársela a la cama, sin permiso alguno.

Trató de abrazarla diciéndole cosas al oído, riendo y gritando ante los demás, haciendo alusión a su belleza y lo mucho que gozaría el tamaño de su p3n3 en la entrepierna de ella. Se volteó hacia él, lo miró de arriba a abajo y sonrió. Me causó asombro ver su respuesta ante esta acción, tan sínica, pensé, burlándose de la propuesta morbosa de aquel hombre.

El bravucón le tomo del pelo, se acercó a ella para besarla. 

Después de eso, todo fue tan rápido. No había siquiera parpadeado cuando la chica terminó rompiéndole el brazo en pedazos, el hombre soltó varios gritos.

La chica no se inmutó, lo tomó del cuello para después, en un apretar de mano rompérselo. Como si de papel se tratase, tan fácil y rápido. Con tan solo una mano, se notaba furiosa, molesta pero sus ojos mostraban cierta inocencia y tristeza.

Este hombre nada debía, tan solo había cometido el gran error de querer sobrepasarse con ella, culpa de una mala educación de sus padres o culpa de los tragos de más que traía encima, lo vi desde hacía un par de horas bebiendo directo de la botella de Jack Daniels. Sea el motivo que haya sido, las consecuencias de esta acción le ocasionaron la muerte.

En poco tiempo había caído al piso y jamás se volvió a mover.

Todos dentro de la cantina voltearon y vieron tal acontecimiento con pavor, por lo que muchos salieron corriendo, no importándoles la niebla, la brisa, ni el frío de aquella noche. Otros cuantos, como el encargado de seguridad y dos meseros, intentaron armarse de valor y hacerle frente.

Los meseros intentaron hacer una barrera para impedirle el paso hacia la salida. El barman simplemente corrió a tomar el teléfono, para quizá avisar a la policía de lo sucedido.

Yo estaba congelado observando atónito todo lo que en menos de 5 minutos sucedía en aquella cantina de mala muerte donde nunca pasaba nada. Me quedé sentado en la obscuridad del rincón donde me encontraba. Tenía que saber que sucedería con aquella mujer, con el personal de seguridad, los meseros, el barman e incluso conmigo mismo.

Recordé que a lo largo de mi vida la curiosidad siempre me ha metido en problemas fatales, incluso en los que estuve a punto de perder la vida y esta noche no había diferencia alguna sobre lo que me pasaría.

A merced de mi suerte me quedé sentado, una vez más, en medio de una sucia y jodid4 cantina, sin hacer nada por salvar mi vida. 

©2023 🌙 Luna Küfer✍️

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